Las familias

«Las familias verdaderas están construidas sobre la tolerancia, la paciencia y el perdón»..

¡Qué diferente podría será el mundo si hubiesen familias que realmente practicaran la tolerancia, la paciencia y el perdón! pero desgraciadamente la prisa por sobrevivir, cada día deja menos tiempo para que en los hogares nazcan y se mantengan estas verdaderas familias, que podrían inculcar los valores que nuestro planeta tanto necesita para vivir el paz y en armonía con la naturaleza y con sus semejantes.
 
Los valores familiares están trastocados, antes lo habitual era que el padre fuese el sustentador económico del hogar y la familia se adaptaba a lo que se pudiera hacer con ese sueldo…Hoy en día, la sociedad, la publicidad incita cada vez más a mayores bienes y el consumismo se ha convertido en una verdadera lacra, que ha venido a ser una muy buena excusa para la llamada liberación de la mujer, que ya no se conforma con las tareas del hogar y quiere tener su propia autonomía trabajando fuera.
 
Con los padres fuera de casa, trabajando ambos con ahinco para darle lo mejor a los hijos, nos encontramos con hogares llenos de bienes materiales, pero muchas veces careciendo de lo más valioso que es el tiempo necesario para compartir, para conocerse y llegar a una verdadera empatía y comprensión que sobrepase las brechas generacionales entre padres e hijos.
 
«La familia debiera ser la unidad fundamental de la fraternidad, en donde sus miembros aprenden esas lecciones de paciencia, tolerancia e indulgencia que son tan esenciales para la realización de la hermandad entre los hombres. Todo intento de transferir la responsabilidad paterna al estado o a la iglesia, tendrá resultados suicidas sobre el bienestar y avance de la civilización» 941    
 
La vida actual no es fácil para nadie, pero como hijos de Dios hagamos un esfuerzo, por estar el mayor tiempo posible con nuestros hijos…y dejando nuestras propias preocupaciones y cansancios dediquemos no sólo más tiempo físico a nuestros hijos, sino especialmente más atención, preocupémonos de cuales son sus gustos, sus tendencias, sus modas, sus intereses…pero no lo hagamos en plan de regular su conducta, sino con el ánimo de empatizar con ellos para poder comprenderlos y formarlos mejor ..no son las negativas las que forman, sino el amor que se entrega…
 
Por Yolanda Silva Solano

De El Libro de Urantia